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El Infierno en el Arte y la Literatura


EL MUNDO DE LOS MUERTOS EN LA ODISEA DE HOMERO.

En la literatura existen numerosos ejemplos de representaciones paganas del mundo de ultratumba, uno de los más claros ejemplos es el canto XI de la Odisea. En este canto se narra el paso de Odiseo, el protagonista del poema, por “el Hades” (el reino de los muertos griego). Allí viaja el héroe en busca de un adivino llamado Tiresias para formularle diversas preguntas sobre el recorrido a su patria y pronto se ve rodeado de los muertos, con los que dialoga.

Allí se encuentra, entre otros con su madre (Anticlea), lo que le sorprende bastante ya que éste no sabía acerca de su muerte a causa de la espera de la llegada de su hijo, lo que entristeció al protagonista del libro homérico. También intercambia palabras con Agamenón, su amigo, que le cuenta angustiado su muerte a manos de su mujer y con otros héroes, que le informan de lo ingrato de la muerte. Pero especialmente nos interesa, en relación con nuestro motivo, la descripción de las torturas de personajes como Tántalo, Titio o Sísifo.

Vi también a Titio, el hijo de la augusta Gea, echado en el suelo, donde ocupaba nueve yugadas. Dos buitres, uno de cada lado, le roían el hígado, penetrando con el pico en sus entrañas, sin que pudiera rechazarlos con las manos; porque intentó hacer fuerza a Leto, la gloriosa consorte de Zeus, que se encaminaba a Pito por entre la amena Panopeo.

Vi asimismo a Tántalo, el cual padecía crueles tormentos, de pie en un lago cuya agua le llegaba a la barba. Tenía sed y no conseguía tomar el agua y beber: cuantas veces se bajaba el anciano con la intención de beber, otras tantas desaparecía el agua absorbida por la tierra, la cual se mostraba negruzca en torno a sus pies y un dios la secaba. Encima de él colgaban las frutas de altos árboles -perales, manzanos de espléndidas pomas, higueras y verdes olivos-; y cuando el viejo levantaba los brazos para cogerlas, el viento se las llevaba a las sombrías nubes.

Vi de igual modo a Sísifo, el cual padecía duros trabajos empujando con entrambas manos una enorme piedra. Forcejeaba con los pies y las manos e iba conduciendo la piedra hacia la cumbre de un monte; pero cuando ya le faltaba poco para doblarla, una fuerza poderosa derrocaba la insolente piedra, que caía rodando a la llanura. Tornaba entonces a empujarla, haciendo fuerza, y el sudor le corría de los miembros y el polvo se levantaba sobre su cabeza.

EL INFIERNO CRISTIANO EN EL ARTE ROMÁNICO.

En la Edad Media la Iglesia aspiraba a ejercer un control ideológico sobre la población y su herramienta principal era el miedo, de manera que el temor al Infierno era muy útil a sus propósitos. El arte románico insistía en ese miedo al servicio de la Iglesia.

Las anteriores imágenes provienen de la fachada de una iglesia, llamada “Santa Fe de Conques”, en Santiago de Compostela, donde podemos observar a un lado los condenados al Infierno y al otro los destinados a la Gloria.

En estas otras de “San Trófimo de Arlés”, en Francia, , sin embargo, se observa claramente a los pecadores encadenados camino al infierno.

Un tema muy recurrente en el arte románico es la psicostasis, que es el momento del Juicio final en el cual se decide la condenación o salvación de las almas. En el cristianismo esta acción es realizada por San Miguel y tiene mucho que ver con el mundo egipcio, como veremos algo después.

LA DIVINA COMEDIA.

La Divina Comedia es un poema escrito por Dante Alighieri en el siglo XIV.

Esta obra narra el recorrido de Dante a través de los diferentes círculos del Infierno, guiado por el poeta Virgilio. Este Infierno está estructurado en nueve círculos en manera cónica.

Vamos a recorrer los nueve círculos del infierno y a conocer a algunos de sus moradores.

Primer círculo. También conocido como “el Limbo” se encuentran las personas que no fueron bautizadas, destacándose entre ellos personajes históricos que según la religión católica mueren sin conocer la fe, como Sócrates, Platón, Aristóteles e incluso el propio Virgilio.

¡Oh tú que honras ciencia y arte!

¿Quiénes son estos cuyo honor es tan grande

que así de las demás gentes se parte?

Y él a mí: la honrada nombradía,

que de ellos resuena allá en tu vida,

gracia logra en el Cielo que así los adelanta.

Entonces oí una voz que decía:

¡Honrad al altísimo poeta,

retorna su sombra, que partida era!

Luego que la voz callada se detuvo.

Viniendo vi a nosotros cuatro sombras,

el rostro tenían ni triste ni alegre.

El buen Maestro comenzó a decir:

mira aquel de espada en mano,

que precede a los otros tres, como señor.

Ese tal es Homero, poeta soberano,

el otro que viene es Horacio satírico,

Ovidio el tercero, y el último Lucano.

Como a cada uno conmigo corresponde

el nombre que exclamó la voz unísona,

con él me honran, y hacen bien.

Así vi reunirse la bella escuela

de aquel señor del altísimo canto

que como águila sobre los otros vuela.

Después de entretenerse un poco juntos,

volviéronse a mí con saludable ceño;

y mi Maestro sonrióse un tanto:

y aún más honor me confirieron

al incluirme con ellos en su escuadra,

y entonces fui el sexto en tan gran consejo.

Segundo círculo. Se encuentran los lujuriosos y las personas que pecan por amor utilizándolo para bien propio. Minos, un antiguo rey griego, juzga a las almas y las sumerge en un gran torbellino incesante que los agobia en la soledad absoluta. Semiramis, Cleopatra, Aquiles, Paris, Tristán, entre otros, moran en éste círculo.

Supe que a un tal tormento

sentenciados eran los pecadores carnales

que la razón al deseo sometieron.

Y como las alas llevan a los estorninos

en tiempo frío, en larga y compacta hilera,

así aquel soplo a los espíritus malignos

de aquí, de allá, de abajo a arriba, así los lleva;

nunca ninguna esperanza los conforta

de algún reposo, o de disminuida pena.

Y como van las grullas entonando sus lamentos

componiéndose en el aire en larga fila;

así vi venir, exhalando gemidos,

sombras llevadas por la dicha tromba.

Tercer círculo. En un lugar donde el granizo y la lluvia helada no cesan, metidos en el fango, se encuentran los glotones, los soberbios y los envidiosos, sirviendo de alimento al can Cerbero. Dante se encuentra con Ciacco y con algunos florentinos famosos.

Estoy en el tercer anillo de la lluvia

eterna, maldita, fría y grave:

su ritmo y calidad no cambia nunca.

Granizo grueso, y agua negra, y nieve

que se vuelca por el aire de tinieblas:

pudre a la tierra que los recibe.

Cerbero, fiera cruel y aviesa,

con sus tres golas caninas ladra

sobre la gente aquí inmersa.

Ojos bermejos, unta y negra la barba,

amplio el vientre, y uñosa tiene la zarpa,

a los espíritus clava, destroza y desgarra.

Aullar como perros los hace la lluvia:

se cubren cambiando de uno a otro lado,

zarandeados con frecuencia los míseros profanos.

Cuando nos vio Cerbero, el gran gusano,

abrió la boca y desplegó los colmillos:

ninguno de sus miembros era calmo.

Cuarto círculo. Pródigos y avaros (incluyendo clérigos, papas y cardenales), pelean en una batalla utilizando como armas grandes pesos de oro que simbolizan la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron en vida. Este círculo es custodiado por Pluto, dios de la riqueza. También aparecen personajes como el Arcángel Miguel y Fortuna.

La villana vida que los hizo deformes,

a reconocerlos hoy los hace oscuros;

eternamente se darán de cornadas;

resurgirán estos del sepulcro

con el puño cerrado y estos otros con la crin rapada.

Mal dar y mal guardar, del bello mundo

los ha privado, y metido los ha en esta guerra;

que ya no hace falta más decir cuál sea.

Ahora, hijito mío, mira cuán breve es la vida

de los bienes encomendados a la Fortuna,

por los que tanto la gente se engríe y se disputa,

que todo el oro que hay bajo la Luna

y que ya hubo, de estas almas fatigadas

no podría sosegar a ninguna.

Quinto círculo. Aquí están los iracundos y los perezosos; los primeros inmersos en el fango de su propia rabia y los segundos sumergidos en el pantano del Estigia. Aquí es castigado como iracundo, Filippo Argenti.

En el mundo este fue persona orgullosa,

bondad no hay suya que alguien recuerde:

por eso está aquí tan furiosa su sombra.

¡Cuántos creen allá arriba ser grandes reyes,

que aquí estarán, como cerdos en el barro,

dejando tras de sí horribles infamias!

Y yo: Maestro, estoy muy deseoso

de verlo sofocado en esta sopa

antes que nos salgamos de este lago.

Y él a mí: Antes de que la orilla

se deje ver de ti, serás saciado:

es justo que de tal deseo goces.

Entonces pude ver cuál estropicio

de él hicieron las fangosas gentes,

que aún a Dios alabo y agradezco.

Todos gritaban: "¡Ea Felipe Argenti!";

y el florentino espíritu irritable

él mismo se hincaba con los dientes.

Sexto círculo. Dentro de los muros de la ciudad de Dite, vigilados por las tres Furias o Erinias. Aquí son castigados los herejes en sepulcros en llamas: Farinata degli Uberti, Cavalcante dei Cavalcanti, Federico II, Ottaviano degli Ubaldini y el Papa Anastasio II.

Salieron súbito de allí rápidamente

tres furias infernales tintas de sangre

de miembros y de gestos femeninos;

verdísimas hidras las ceñían:

sierpes y cerastas eran sus crines

que las feroces sienes restringían.

Y aquel que bien conocía a las sirvientes

de la reina del eterno llanto:

Observa, me dijo, las feroces Erinias.

Esta es Megera la del siniestro lado;

aquella que a la derecha llora es Alecto

Tisífona está en el medio, y callóse un tanto.

Con las uñas lascerábanse ellas el pecho;

con las manos se golpeaban y tan alto gritaban

que de miedo me estreché al Poeta.

Venga Medusa: a que así lo hagamos piedra,

decían todas mirando abajo;

que mal del asalto de Teseo nos vengamos.

Vuélvete atrás, y cúbrete los ojos;

que si sale la Gorgona y tú la vieras

ya no podrías volver nunca arriba.

Así dijo el Maestro; y volvióme

él mismo, y no confiando en mis manos

me los cerró aún con las suyas.

[...]

Los sepulcros dan al campo variado aspecto:

así era aquí por todos partes,

salvo en el modo que era más amargo;

porque entre las tumbas había llamas esparcidas,

por ellas tan por completo inflamadas

más que lo fuera nunca fierro en una fragua.

Todas sus losas en sus puntales se alzaban,

y de allí salían durísimos lamentos

que bien parecían de míseros y atormentados.

Séptimo círculo. Al séptimo círculo, custodiado por el Minotauro, se accede después de haber superado los restos de una grieta, provocada por el terremoto que movió la tierra al morir Cristo. Aquí son castigados los violentos en tres giros.

Llegamos al lugar de la bajada,

y es tan. hondo y alpestre su barranco

que la vista rehuye horrorizada.

[…]

tal la cuesta de aquel derrocadero, en cuya cima rota, está acostado el oprobio de Creta, monstruo fiero,

que en torpe y falsa vaca fue engendrado;

y al mirarnos, se mordió furibundo, por impotente rabia devorado.

[…] y el guía me previno: «Salva el paso,

mientras el monstruo brama enfurecido.»

Primer giro. Los violentos contra el prójimo, es decir, los homicidas y los criminales, tiranos, violadores y bandidos

Segundo giro. Los violentos contra si mismos: los suicidas, transformados en árboles por querer renunciar a su naturaleza humana y los derrochadores.

No bien el río cruzara Neso, a un bosque entramos en la riba opuesta,

al que ningún sendero daba acceso.

Fosco, sin el verdor de la floresta,

ni sus frutos, en ramas anudados,

la ponzoñosa espina todo infesta.

[…]

Allí, forman su nido las arpías, que echaron de Estrofade a los Troyanos,

con amagos de tristes profecías.

Tienen alas, con cuello y rostro humanos;

vientre plumoso, pies con garras duras,

y se quejan con gritos inhumanos.

«Antes de penetrar a otras honduras,

debes saber,» comienza el buen maestro

«que del segundo cerco, las tristuras

«te han de seguir hasta arenal siniestro;

que si bien ves, te servirán de guía, para dar fe de la verdad de mi astro.»

Doquier, hondos lamentos percibía, sin ver a nadie en torno, de manera,

que desmarrido el paso detenía.

[…]

Rompí una frágil rama con mis manos: en negra sangre las miré bañadas, y el tronco nos gritó: «¿Por qué, inhumanos,

«me destrozáis?» Y en voces desoladas,

vertiendo sangre, repitió lloroso: «¿Por qué me herís con manos despiadadas?

«Hombres fuimos en tiempo más dichoso;

lo debieras saber, más apiadado, aun del alma de un áspid venenoso.»

Tercer giro. Los violentos contra Dios, la naturaleza y el arte: los blasfemos inmóviles bajo una incesante lluvia de fuego.

[…] llegamos a un áspera llanura de cuyo manto a toda planta destierra.

La dolorosa selva le es guirnalda en torno, como el triste foso a aquella; detuvimos el paso allí, al borde mismo de la playa.

El espacio era un arena árida y espesa, semejante a aquella otra que fue del pie de Catón hollada.

¡Oh venganza de Dios, cuánto debes ser temida por todo aquel que lee lo que entonces apareció a mis ojos!

De almas desnudas vi un gran rebaño llorando todas juntas miserablemente, y al parecer sujetas a diversas leyes.

Supinas yacían en tierra algunas gentes, sentadas otras en total encogimiento, y otras caminaban continuamente.

Las que giraban de continuo eran mayoría y menos las que yacían bajo el tormento aunque el dolor más la lengua les soltaba.

Por todo el arenal, en forma lenta, llovían grandes copos de fuego, como cae la nieve en la montaña si no hay viento.

[…]

Sin reposo nunca era la loca danza de las miserables manos, aquí y allá apartando de sí el renovado calor.

Octavo círculo. Custodiado por Gerión, un gigantesco ser monstruoso, sobre el que vuelan nuestros protagonistas. En él se castiga a los pecadores que usaron la malicia, rufianes, cortesanas, etc. Consta de diez valles o fosos circulares, cada uno de ellas poblados por diferentes pecadores que sufren diversas torturas. Hércules, Odiseo, Mahoma, César…

¡He aquí la fiera de aguzada cola, que traspasa montes y abate muros y armas! ¡He aquí la que corrompe al mundo entero!

Así empezó a hablarme mi Guía; y le indicó que se arrimara a la orilla, donde morían los hollados mármoles.

Y aquella inmunda imagen del engaño vino, y acercó la testa y el tronco, pero a la orilla no allegó la cola.

Su rostro era el de un varón justo, tan benigna era por fuera la piel, y de serpiente todo el restante cuerpo; vellosas hasta la axila eran sus zarpas, la espalda y el pecho y ambos costados de lazos y escudos salpicados.

De más colores, en fondos y relieves, no habido nunca tela Turca o Tártara, ni hubo tal otra que Aracnea preparara.

https://youtu.be/C9Dkff2Eiqw

En el vacío la entera cola agitaba curvando en alto la ponzoñosa horca, que a modo de escorpión la punta armaba.

Hallé a mi Guía trepado del fiero animal sobre las ancas, y me dijo: Sé fuerte y osado.

En esta clase de escala bajaremos ahora; monta delante que quiero estar en el medio a fin de que la cola no pueda hacerte daño.

[…]

Mi Guía que otras veces me mantuvo en otros riesgos, así que hube subido en los brazos me estrechó y me sostuvo; y dijo: Gerión muévete ya: la ruta es larga, que sea lento el descenso: piensa en la nueva carga que llevas.

[...]

En el fondo estaban los pecadores desnudos;

la mitad primera nos daba la espalda,

la otra más veloz hacia nosotros venía;

como los Romanos que por la muchedumbre

del jubileo, al cruzar el puente

hacen pasar con orden a la gente,

y de un lado todos dan la frente

hacia el castillo y van a San Pedro,

del otro todos van hacia el monte.

De acá, de allá, sobre la férrea piedra,

vi demonios cornudos y con grandes fustas,

que los azotaban cruelmente por detrás.

¡Ay de mi! ¡Cómo se movían las piernas

al primer azote! pues ya ninguno

esperaba el segundo, ni el tercer golpe.

Noveno círculo. Antes de llegar a él, hay un pozo rodeado de gigantes que se confunden con torres. En el centro del Infierno, está Lucifer con medio cuerpo fuera de la superficie glacial, masticando a Judas como juguete de plástico. Consta de cuatro zonas que reciben su nombre de pecadores célebres: La Caina (Caín), Antenora (Antenor), Tolomea (Tolomeo) y Judeca (Judas).

Con cariño luego me tomó la mano y dijo: Antes que más adelante sigamos, para que el caso te sea menos extraño sabe que no son torres, sino gigantes, y enterrados en el pozo, en derredor, por la orilla, están todos, desde el ombligo hasta abajo.

[…]

No hubo terremoto tan robusto que tan violento sacudiera una torre como cuando de golpe se sacudió Efialte.

Temí entonces más que nunca la muerte, y me hubiera bastado a morir tan sólo el miedo, si no hubiera visto las grilletes.

Seguimos adelante ahora y llegamos a Anteo, que con sus buenas cinco alas, sin contar la cabeza, sobresalía de la gruta.

¡Oh tú que en el afortunado valle donde heredó Escipión tanta gloria, cuando Aníbal y los suyos cayeron, recogiste mil leones por presa, y que, si hubieras estado en la gran guerra de tus hermanos, aún creerse podría que hubieran vencido los hijos de la Tierra: llévame abajo, si no lo llevas a ultraje, a donde al Cocito el frío aprieta.

[…]

Así dijo el Maestro; y el otro de prisa extendió las manos, y atrapó a mi Conductor, manos de las que Hércules sintió ya el gran apriete.

Cuando Virgilio se sintió que era aferrado me dijo: Acércate para que te tome; y me abrazó de tal modo que fuimos un solo fajo.

Como al mirar la Garisenda semeja bajo el inclinado lado, cuando una nube pasa sobre ella, que a su encuentro navega;

tal me pareció Anteo a mí que estaba atento a verlo inclinarse, y fue tal entonces que más hubiera querido ir por otra vía.

Pero suavemente en el fondo donde devora Lucifer a Judas, nos dejó; Luego, así inclinado no se demora, y como el mástil de una nave se elevó.

EL INFIERNO DE LA DIVINA COMEDIA EN LA CULTURA POPULAR.

El infierno proyectado por Dante sentó supuso un modelo seguido después hasta la saciedad. En la actualidad hay numerosos tributos a la Divina Comedia y su infierno dentro de la cultura popular, ya sea en libros, cómic, videojuegos, etc.

El infierno de Rondador es un cómic en el cual personajes tan conocidos dentro de la cultura popular como son los superhéroes mutantes de la Patrulla X luchan dentro de un Infierno dantesco e intentan escapar del mismo.

Devil May Cry y Dante´s Inferno son videojuegos bastante actuales en los que el protagonista es el propio Dante idealizado de diferentes maneras y toda la acción transcurre en su propio Infierno.

NUEVAS VERSIONES DE LA DIVINA COMEDIA.

El poema de Dante ha tenido gran repercusión a lo largo del tiempo y en la actualidad, se han hecho un gran número de obras utilizando la suya como base.

Más allá de los sueños es una novela escrita por Richard Matheson que guarda una gran similitud con la Divina Comedia por su argumento. En la obra Chris Nielsen, sufre un trágico accidente de tráfico en el que muere junto a sus hijos, dicha muerte lleva a su mujer Annie a una depresión horrible la cual la lleva al suicidio. A partir de aquí, Chris (acompañado de Albert) recorrerá un infierno que produce un horrible pesar y malestar en busca de su amada para salvarla de esta tortura eterna.

Marquis es una extraña novela gráfica de Guy Davis que trata sobre un pecador en vida (Vol de Galle) el cual acaba transformándose en un barón que mata pecadores (“El Marquis”) bajo las órdenes del mismísimo Diablo. Podemos encontrar semejanza con la Divina Comedia ya que el Infierno que se nos presenta es un castigo para los diferentes tipos de pecadores en vida.

NUEVOS INFIERNOS.

Pero el infierno ha recibido otras formulaciones recientes más allá del que desarrolló Dante en La Divina Comedia.

¡Abajo Satán! en esta obra de Clive Barker un hombre inmensamente rico (Gregorious) siente que necesita contactar con Dios para revigorizar su espíritu. Para esto, decide crear con todo su dinero un Infierno en la Tierra para traer a Satán y así llamar la atención de Dios, sin embargo el plan no sale como él espera y el propio Gregorious acaba convirtiéndose en el Diablo.

Hellblazer (Umbrales oscuros). En esta novela gráfica de Ian Rankin, el detective/hechizero John Constantine recibirá la misión de supervisar un reality show bastante raro en el cual un fantasma está atacando a los concursantes. John se infiltra en el programa para averiguar que está ocurriendo y descubre que el reality se está emitiendo en el Infierno, como entretenimiento para los demonios.

EL INFIERNO EN OTRAS CULTURAS.

La Psicostasis mencionada anteriormente es tomada por los cristianos desde Egipto a través de los coptos (cristianos de Egipto).

De hecho, la idea de un Juicio Final está tomada por el cristianismo de los egipcios. En el Libro de los Muertos se contaban las etapas que recorría un difunto hasta la entrada en el reino de Osiris. Uno de los momentos culminantes era cuando se pesaba el corazón (simbolo de conciencia y moralidad) del espíritu del difunto quien había sido guiado por Anubis hasta el tribunal que juzgaría el comportamiento del implicado. A un lado de la balanza el corazón, al otro la pluma de Maat (término que englobaba la Verdad y la Justicia).

En Egipto Anubis representa al juez de los condenados, Osiris a Dios y Ammit sería la representación del Leviathan cristiano el cual los devora para introducirlos en el infierno.

En definitiva, a través de todas estas representaciones de lo infernal podemos concluir que el hombre tiene la necesidad de hacer comprensible aquello que le es totalmente desconocido, como el qué hay después de la muerte. Todos los Infiernos, como consecuencia de una sanción de conductas reprobables, tienen en común algo fundamental: el castigo para los condenados, lo que los hace lugares indeseables para todas las culturas.


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