Lo que nosotros solemos pensar al escuchar hablar de “poesía popular”, es en una obra de la que el autor es el pueblo, pero... ¿Es esto posible?
Realmente, estas obras siempre implican a alguien ya sea anónimo o no, que creó esos versos. Pero claro, el pueblo, que hace suya esa obra, retocando e incluso cambiando, influye en esa creación individual.
La mayoría de las composiciones que consideramos populares las encontramos recogidas en Cancioneros u obras teatrales en los siglos XV, XVI y XVII, todos ellos posteriores a su real aparición oral. Tenemos que tener en cuenta, por tanto, cuando hablamos de la poesía “tradicional” o “popular” que estas piezas han sido retocadas en muchos casos por poetas cultos y de esa manera hoy en día las conocemos.
Las primeras manifestaciones de la lírica medieval en lengua romance son las jarchas y las cantigas de amigo, que conviven con los poemas castellanos, presentados, generalmente, bajo la forma de villancicos.
Jarchas.
Son breves canciones, de unos pocos versos escritos en mozárabe que solían estar al final de poemas cultos, las moaxajas. En las jarchas, una muchacha cuenta sus penas amorosas a una hermana o madre, se lamenta por la ausencia del habib; también puede tratar de los celos, las caricias atrevidas o el tema de la despedida.
Tanto amar, tanto amar,
Amigo, tanto amar!
¡Enfermaron unos ojos brillantes
Que huelen tan mal!
Vase mi corazón de mí.
¡Ay, Dios! ¿acaso tornará?
Tanto me duele por el amado:
enfermo está. ¡cuándo sanará!
¡Oh madre, mi amigo
Se va y no vuelve!
Dime qué haré, madre,
Si mi pena no afloja.
Cantigas de amigo.
Se compusieron en el noroeste de la península, es decir en Galicia, la lengua en la que se han escrito es en galaico-portugués. Su nombre hace referencia al amado (amigo=amado). Suelen consistir en un monologo de una enamorada que espera a su querido, aunque también pueden presentarse como un dialogo, en el que la muchacha le cuenta sus historias de amor a una madre, hermana o amiga; en otras ocasiones, la enamorada se dirige a la naturaleza, como si fuera su confidente. La relación temática con las jarchas es, por tanto, evidente.
-Digades, filha, mia filha verida,
Por que tardastes na fontana fria?
Os amores ei.
-Digades, filha, mia filha verida,
Por que tardastes na fontana fria?
Os amores ei.
-Tardei, mia madre, na fontana fria:
Cervos do monte a augua volvian.
Os amores ei.
-Tardei, mia madre, na fontana fria:
Cervos do monte a augua volvian.
Os amores ei.
-Mentir, mia filha, mentir por amigo:
Nunca vi cervo que volvess o rio.
Os amores ei.
-Mentir, mia filha, mentir por amigo:
Nunca vi cervo que volvess o rio.
Os amores ei.
Ondas do mar de Vigo
Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo?
E ai Deus!, se verra cedo?
Ondas do mar levado,
se vistes meu amado?
E ai Deus!, se verra cedo?
Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro?
E ai Deus!, se verra cedo?
Se vistes meu amado,
por que ei gran coidado?
E ai Deus!, se verra cedo?
Villancicos.
En Castilla se crearon pequeñas canciones, llamados villancicos. Se transmitían de forma oral y solían tratar sobre una joven enamorada lamentándose por su situación.
En ellos solemos encontrar símbolos sencillos como, por ejemplo, las fuentes (lugar donde los enamorados se veían), la rosa (simbolizaba la virginidad), etc.
3 morillas me enamoran
En Jaén,
Axa y Fátima y Marien.
Tres morillas tan garridas
Iban a coger olivas,
En Jaén,
Axa y Fátima y Marien.
Y hallábanlas cogidas,
Y tornaban desmaídas
Y las colores perdidas
En Jaén,
Axa y Fátima y Marien.
Tres moricas tan lozanas,
Tres moricas tan lozanas,
Iban a coger manzanas
A Jaén:
Axa y Fátima y Marien
Del rosal vengo, mi madre,
vengo del rosale.
A riberas de aquel vado
viera estar rosal granado:
vengo del rosale.
A riberas de aquel río
viera estar rosal florido:
vengo del rosale.
Viera estar rosal florido.
cogí rosas con sospiro:
vengo del rosale.
Del rosal vengo, mi madre,
vengo del rosale.
Temas de la poesía medieval.
El nexo común a casi todos los temas de la poesía medieval es el erotismo, bajo distintas formas, tales como la ausencia al ser querido al que se espera con angustia, el desamor, la relación de los amantes y cómo deben esquivar a sus vigilantes, los amores sacrilegios de monjas y frailes, las quejas de las mozas "malmaridadas", o el elogio de la belleza femenina. En definitiva, diversos motivos que nos ofrecen un mosaico vitalista de la población de la Edad media.
Vamos a ver algunos ejemplos:
La belleza femenina es idolatrada, con especial atención a los ojos.
Tiene vuestos ojos
el padre alcalde,
que aunque roban y matan
no hay quien los hable.
Ojos matadores
teneis señora
¿Cómo la justicia
no los ahorca?
Mios fueron, mi corazón,
los vuestros ojos morenos.
¿Quién los hizo ser ajenos?
Míos fueron, desconocida
los ojos con quien miráis,
y si mirando matáis,
Con miraros dais la vida.
No seáis desconocida,
no me hagáis ajenos
los vuestros ojos marrones.
La pasión incontenible y el desasosiego que produce.
Todos duermen, corazón,
todos duermen y vos non.
El dolor que habéis cobrado
siempre os torna desvelado,
que el corazón lastimado
recuerdalé la pasión.
Pensad ora en al,
triste corazón:
Pensad ora en al,
que en amores non.
Allá se ponga el sol
Donde tengo el amor.
Allá se me pusiese,
Do mis amores viese,
Antes que me muriese
Con este dolor.
La mujer muchas veces expresa su queja ante un matrimonio poco venturoso.
¡Oh malmaridada,
a qué manos has venido,
mal casada y mal trobada,
de los poetas tratada
peor que de tu marido!
Madre mia, muriera yo,
y no me casará, no.
Vida tan desaventurada
yo nunca la vi.
Para ser tan desteñada,
¿Para que nací?
Desdichada y sin favor,
¡Que consuelo de dolor
es mi dolor!
Madre mia, muriera yo,
y no me casara no.
¿Por qué lloran las viudas
a sus difuntos?
Porque temen que vuelvan
del otro mundo.
La ausencia se asocia muchas veces con la espera angustiada.
Vanse mis amores, madre
luengas tierras van morar
Yo no los puedo olvidar.
¿Quién me los hará tornar?
Yo soñara, madre un sueño,
que me dio en el corazón:
Que se iban los mis amores
a las islas de la mar.
Yo no los puedo olvidar.
¿Quién me los hará tornar?
Yo soñara, madre un sueño,
que me dio en el corazón:
Que se iban mis amores
a las tierras de Aragón.
Allá se van a morar:
Yo no los puedo olvidar.
¿Quién me los hará tornar?
Alta mar esquiva,
De ti doy querella,
Hacesme que viva
Triste y con gran pena.
Quien tiene hijo en tierra ajena
muerto lo tiene y vivo lo espera
hasta que venga la triste nueva.
Si los aires vienen
como han de venir,
vendrán mis amores
que están en Madrid.
El motivo del fraile lascivo ofrece también abundantes ejemplos, como el que aparece en esta divertida y picaresca canción, más preocupado del placer carnal que de la salvación del espíritu.
No me digáis mal,
Madre, a fray Antón;
No me le digáis mal,
Que le tengo en devoción.
Madre, yo no niego
Que el burla conmigo,
Y de aqueste juego
Siempre le castigo;
Mil veces le digo:
¡Padre tentación!
No le digáis mal,
Que le tengo en devoción.
Cuando estamos juntos,
Ambos de rodillas,
Sácame por puntos
Algunas cosquillas;
Hacedme cosquillas
En el corazón.
Frecuentes hasta el punto de constituir casi un género son los poemas de serranas, composiciones populares que plantean siempre la misma situación: un viajero se encuentra en su camino con una bella muchacha que lo seduce.
Yo me iba, mi madre
A Villa Reale,
Y erraca el camino
En fuente lugare.
Siete días anduve
Que no comi pare,
Cebada mi mala,
Carne el gavilán
Entre la zarzuela
Y Darazután,
Alzara los ojos
Hacia do el sol sale.
Picara mi mula
Fuime para allá;
Perros del ganado
Salenme a ladrar;
Vide una serrana
Del bello donaire.
-Llegaos, caballero,
Vergüenza no hayades:
Mi padre y mi madre
Han ido al lugar;
Mi caro Minguillo
Es ido a por pan,
Ni vendrá esta noche
Ni mañana a yantar;
Comeréis de la leche
Mientras el queso se hace.
Haremos la cama
Junto al retamal;
Haremos un hijo,
Llamarse a Pascual,
O será arzobispo,
Papa o cardenal,
O será porquerizo
De villa real.
-¡Bien, por vida mia,
Debeis de burlar!
Otros poemas denuncian una situación social de pobreza y miseria para la mayoría de gente que no pertenece a la clase noble y a la que se referirán de manera brutal, con dobles sentidos en los que se asoma también lo erótico.
Tienen los que pobres son
La desgracia del cabrito:
O morir siendo chiquito
o llegar a ser cabrón.