El Conde Lucanor nos ofrece una colección de relatos medievales con un claro propósito didáctico. En sus cuentos, además de diversas enseñanzas, podemos encontrar una visión de la mujer que nos llama poderosamente la atención por lo alejada que resulta de la actual. Vamos a repasar algunos de los cuentos en los que la mujer adquiere un protagonismo especial.
Narra la historia de una mujer pobre, la cual está muy ilusionada, ya que ha conseguido hacer una olla de miel, y la podrá vender y conseguir algo de dinero, pero de camino al mercado se le cae la olla y se queda sin poder conseguir dinero. La figura de la mujer en este cuento representa la torpeza y lo pernicioso de una fantasía alejada de la realidad, por la razón de que se le cae el tarro de miel al no prestar atención al camino.
Se nos narran dos historias.
En la primera se muestra a una mujer de un noble que desobedece todo lo que su marido le manda o dice, por lo que muere tomando unas hierbas sobre las que su marido la había prevenido.
En la segunda todo lo contrario: un noble busca una esposa la cual debe darle siempre la razón a él, y encuentra a una chica que lo hace, y tras unas 'pruebas' que le hace pasar se da cuenta de que la chica lo quería realmente.
La 'moraleja' es que la mujer debe siempre llevarle la razón a su marido, ya que así es lo que debe hacer según la mentalidad medieval.
En este cuento se nos narra una historia en la que aparecen dos personas, un chico y una chica.
La chica tenía una familia poderosa económicamente, aunque el chico era más modesto.
Según se nos narra, la chica tenía un carácter endiablado, y por ello nadie quería contraer matrimonio con ella; por otro lado, él tenía una personalidad más tranquila, y, por razones económicas, tuvo que casarse con ella.
Ya casados, en una comida, el marido le pidió a sus animales agua para lavarse, y al no traérsela estos, los degolló. La mujer, al ver aquella locura, obedeció en adelante a todo lo que le mandaba por miedo a acabar igual.
En este cuento, la enseñanza vuelve a estar clara: la mujer debe obedecer a su marido.
Un mercader fue a vender sus productos al extranjero. Para cuando volvió, su hijo ya tenía veinte años, y su mujer lo llamaba (al hijo) 'marido' por desesperación.
El mercader al ver aquella situación se pensó que su mujer lo había engañado con otro hombre y pensó matarlos cuando se fueran a dormir. Pero al final no lo hizo, ya que entre su hijo y su mujer le hicieron entrar en razón y hacerle comprender lo que estaba pasando.
En este relato, además de la enseñanza de que conviene que seamos más reflexivos se nos ofrece una imagen de la mujer angustiada y desesperada por la ausencia del ser amado, extremadamente dependiente.
se nos narra la historia de una mujer que se encuentra al diablo, y al verlo tan desesperado decide ayudarlo.
Su misión era romper un matrimonio que él no podía disolver. La mujer consigue asilo en esa casa, y convive con ellos. A medida que su confianza va aumentando, los engaña a ambos haciéndolos creer que se están traicionando.
Cuando sus respectivas familias se enteran de lo ocurrido, comienzan una especie de guerra y finalmente acaban todos muertos, incluida la mujer que ayudó al diablo, porque la justicia al enterarse de lo que hizo decide torturarla hasta matarla.
En esta ocasión, la figura de la mujer representa el engaño, la traición, algo malvado, como el mismísimo diablo.
En este cuento encontramos a un filósofo anciano que tiene problemas digestivos, y no tiene más remedio que hacer sus necesidades en una calle donde vivían las malas mujeres.
Estas, al verlo por esa zona, pensaban que había ido a verlas a ellas, y por el pueblo se extendió ese rumor.
Al enterarse de esto, el filósofo decidió dar una charla en su escuela a sus alumnos de que no debían prejuzgar a las personas por lo que estén haciendo.
En este caso se ataca a los prejuicios que llevan a etiquetar a las personas sin saber la razón de los actos que estén llevando a cabo.
En este relato podemos ver la historia de una chica muy miedosa, a la cual le daba miedo incluso el sonido que hacía el agua al caerse.
Su hermano se dedicaba a robar los objetos de valor y ropajes de la gente difunta en los cementerios.
En una ocasión necesitaba que su hermana arrancase la cabeza de un muerto para quitar un ropaje. Ella, tras un momento de reflexión decide hacerlo a pesar de sus miedos, solo para ayudar a su hermano.
La figura miedosa de la mujer es ridiculizada, aunque al final el personaje muestra otra cara totalmente distinta por ayudar a su hermano y se comporta con valentía.
En el último cuento, podemos ver la historia de un sultán llamado Saladino, al cual el diablo hace que se enamore locamente de la mujer de un caballero. Él le declara su amor, aunque ella lo rechaza, pero tras mucho insistir consigue que ella ceda, pero a cambio de que le respondiera a la pregunta de cuál era la mejor cualidad de un hombre.
Saladino se recorrió el mundo entero para saber la respuesta, y finalmente un viejo caballero le dijo que era la vergüenza. La mujer, sabiamente, consiguió hacerle arrepentirse de lo que iba a hacer por haber cumplido su promesa. Y desde entonces él la siguió queriendo, pero siempre lealmente y sin locuras.
A diferencia de la mayoría de relatos, ahora podemos observar a una mujer inteligente y sabía que resuelve con astucia una situación complicada.
En definitiva, salvo escasas excepciones, la figura de la mujer era duramente menospreciada en una sociedad en la que se asociaba habitualmente al mal, instigadora del pecado original.